Una artista en “LA GRAN MANZANA”, mi sueño desde siempre
Jueves 15 de Enero del 2015 1
Mi interés por el arte mantiene abierta mi mente, me empuja a descubrir cosas y afrontar nuevos retos, lo diferente, lo vanguardista, lo transgresor, …, es en lo que me inspiro para realizar mis obras.
Para ser un buen artista considero que tengo que estar bien formada, no sólo en las materias de mi carrera, también la cultura general y los idiomas son una parte importante para poder desarrollar esta actividad que para mí es apasionante. Poder entender y comprender a otras personas de otros lugares del mundo es algo que me ayuda a trasmitir lo que llevo dentro, a través de mis fotos, mis cuadros y esculturas.
Estudiar inglés en Nueva York fue una decisión importante para mí, necesitaba mejorar el inglés y además empaparme de todo lo que la ciudad encierra en sí: galerías de arte, museos importantes y también el arte de la calle en sí mismo, la variedad de gentes, nacionalidades, religiones, lenguas y condiciones, los edificios, las tiendas, … , todo es arte, un espectáculo que se mezcla sin complejos y permite ese anonimato que te hace sentir único en medio del gran bullicio de la Gran Manzana.
Aterricé en el JFK, comenzó mi ventura, estaba abrumada por la ilusión de estar por fin en Nueva York , me perdí por el aeropuerto, me costó encontrar a aquel señor, que como en las películas, esperaba con mi nombre escrito en un folio. Mi destino era Laurenton, una comunidad del barrio de Queens donde estaba la familia que me acogería durante mi estancia. La organización del viaje me había informado sobre la comunidad y la familia en sí, también yo me había documentado sobre la zona: ciudad dormitorio de clase media con un 90% de población afro-americana. ¿Qué mejor guion para mí?
Un corto trayecto en taxi desde el aeropuerto me separaba de la que sería mi familia durante las próximas semanas, un matrimonio con un hijo y dos hijas. La primera impresión, he de decir, que fue un poco deprimente: era una casa unifamiliar con jardín, bastante vieja, poco cuidada, desordenada y muy sucia, para mi gusto. Mi habitación en el segundo piso al que se llegaba por una escalera crujiente, era la habitación de una de las hijas, me recordaba a las películas coloniales americanas de hace más de 40 años. Mi paso por esta casa fue fugaz, una mejicana alojada en la misma casa hizo que la organización me cambiase de familia rápidamente, obviamente dos personas hablando español en una misma casa no iba a beneficiar mi inmersión en el idioma.
La organización de mi programa se encargó de todo, me enviaron un taxi y a unos minutos estaba mi nueva casa. Una impresión diferente, parecía que había cambiado de ciudad y estaba a tan sólo unas calles de la primera. La vivienda era nueva, más grande que la anterior, estaba limpia y ordenada, convivíamos 5 estudiantes de diferentes nacionalidades con una familia formada por un matrimonio con dos hijos. Los estudiantes teníamos una sala de juegos para nosotros solos, las habitaciones eran individuales y renovadas. La comida era correcta, a base de pasta y arroz la mayoría de los días. Una familia excepcional, volcada con sus estudiantes, se preocupaba por cada uno de nosotros, hacían barbacoas y fiestas en el jardín a las que invitaban a sus conocidos para que nos integrásemos en la vida americana. Se preocupaban de que descubriésemos al máximo la ciudad y también de nuestra seguridad: iban a buscarnos en coche a la estación de tren para que no caminásemos los 30 minutos que había desde la casa, incluso cuando llegábamos de madrugada. Un día nos llevaron a la playa, una salida familiar muy bonita y divertida, en Long Island, donde se paga por acceder a la playa, algo nuevo para mí y que recuerdo con mucha nostalgia.
Mi programa también comprendía clases de inglés, el centro de estudios estaba en el centro de Manhattan, casi a una hora en transporte público, estaba muy bien ubicado, en un típico rascacielos neoyorquino junto a la famosa Penn Station. Las clases eran muy dinámicas y amenas, mi progreso fue muy bueno y todas las semanas subía de nivel, por tanto pude conocer distintos profesores, todos muy buenos y agradables que estaban pendientes de nosotros en todo momento, realizaban dinámicas y juegos para que el aprendizaje fuese interactivo. Aquí puede conocer a un gran número de personas de todo el mundo, curiosamente solo conocí a una española, pues no creo que hubiese más en este centro de estudios. Por la calle era muy fácil encontrarse con gente hispano parlante. El centro de estudios organizaba actividades culturales voluntarias para que conociésemos mejor la ciudad y sus curiosidades, como por ejemplo una guerra de almohadas en Central Park, esto me pareció muy interesante pues te daba la oportunidad de descubrir otra faceta de la ciudad que quizás por mí misma no hubiese conseguido.
Mi progreso en el idioma fue considerable, aunque ayudó bastante mi personalidad extrovertida, el que intentase comunicarme con todo el mundo y no darme por vencida, explicándolo todo como podía.
Nueva York es una ciudad impresionante que te deja sin palabras y la experiencia de viajar sola a esta ciudad ha sido una de las mejores de mi vida. He conseguido realizar uno de mis sueños.
COMENTARIOS
Juan Luis Jueves 19 de Marzo del 2015 | |
Que experiencia más chula. Está bien que expliques de una forma tan realista tu experiencia, me sirve de gran ayuda para saber a que atenerme cuando llegue a mi destino próximamente. Gracias. Responder | |
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